miércoles, 15 de marzo de 2017

2.4.. Programa empírico del relativismo.

El desarrollo de la teorización conjunta de estos autores, constituye una parte importante, del corpus teórico central de los estudios CTS, en sus enfoques descriptivos. Suele asociarse a estos autores Steve Fuller ha denominado “Alta Iglesia” o tradición europea -relacionada con el “Programa Fuerte” de la Escuela de EDIMBURGO-, por contraposición a la “Baja Iglesia” relacionada con la corriente americana. “Alta Iglesia y Baja Iglesia es la distinción propuesta irónicamente por Steve Fuller en una animada discusión con Juan Llerbaig que tuvo lugar durante 1992 en las páginas de la revista norteamericana Science, Technology and Society. Fuller hacía referencia a las que nosotros hemos llamado tradición europea y corriente americana, respectivamente. Llerbaig comenzó distinguiendo entre dos subculturas CTS: una cultura académica, con sus propias revistas y congresos, y rígidos estándares académicos definidos disciplinalmente (en tanto que nueva disciplina resultante del cruce multidisciplinar bajo orientación de la sociología); y una cultura activista, también con sus revistas, asociaciones y congresos, pero concebida más bien como un movimiento social en sentido amplio, centrado en una reforma política y educativa. Una historia comienza con Thomas Kuhn, la otra, con la guerra de Vietnam. 


uno de los temas cruciales a la hora de definir el estatuto teórico de la sociología del conocimiento es el referente a sus relaciones con la epistemología. Sabemos que ese ha sido eltema constitutivo hasta el punto de que la tradición alemana de los años 20 ha sido definida por J. J. Toharia como sociología «para» el conocimiento más que sociología «del» conocimiento 2• Por el contrario, Merton, Stark, Berger, Luckmann y otros ~, siguiendo la opinión de Florian Znaniecki, se han negado a conceder ninguna relevancia epistemológica a la sociología del conocimiento argumentando que la génesis nada tiene que ver con la distorsión y menos con la validez de los conocimientos. Efectivamente, el nucleo del problema que vamos a analizar en este capítulo es la relación entre la génesis (social) de los conocimientos de una parte, y su validez teórica y/o científica, de otra. Pues la esencia de la sociología del conocimiento es afirmar que los conocimientos emergen en condiciones sociales particulares y concretas, es decir, que el sujeto del conocimiento es un sujeto empírico e histórico. En resumen, que cada forma social genera sus propios conocimientos.


Imagen relacionada

2.3.. Estudios sobre ciencia y tecnología.

La Ciencia y la Tecnología han cobrado un rol fundamental en la transformación hacia lo que se conoce como el tránsito hacia la Sociedad del Conocimiento. Se trata en la actualidad no solo de un escalamiento de la producción científico-tecnológica, sino, y esto es lo fundamental desde el punto de vista sociológico, ha cambiado el modo como se produce, difunde e impacta en la sociedad la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.
El desarrollo del campo conocido internacionalmente como Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología, ha acompañado en el primer mundo el desarrollo de altas capacidades de transformación, innovación tecnológica y despliegue productivo.
Los estudios sociales sobre ciencia y tecnología o Ciencia, Tecnología y Sociedad abarca a un campo transdisciplinar de estudios sobre los efectos culturales, éticos y políticos del conocimiento científico y la innovación tecnológica. En este tiene énfasis la interpretación sobre las utilidades, apropiaciones e impactos en la vida cotidiana de las personas, con el objetivo de romper las antiguas barreras de investigación científico-técnica.
Tradicionalmente, hasta el siglo XIX, la ciencia y la tecnología eran juzgados como una caja negra y, por lo tanto, estudiadas independientemente de los factores socialespolíticos y culturales, que actuarían como distorsionadores del saber científico-técnico. Los estudios sobre ciencia, tecnología y sociedad reconcilian el saber formal de la ciencia y la tecnología con su dimensión humana, considerándolos como un tejido sin costuras.
En las regiones de habla hispana, este tipo de inquietudes y de reflexiones han llegado con el nombre común de estudios de/sobre Ciencia, Tecnología, y Sociedad (abreviado CTS), lo que en las regiones de habla inglesa se conoce como Science and Technology Studies (Estudios de Ciencia y Tecnología) o Science, Technology and Society (Ciencia, Tecnología y Sociedad), ambas con el acrónimo STS. En las regiones de lengua hispana, la multidisciplinariedad en CTS incluye desde el principio los ámbitos de la sociología, la filosofía, la historia y la antropología, así como incorpora desde sus orígenes en los movimientos en defensa de los derechos humanos, el movimiento feminista, las corrientes medioambientalistas, y pacifista y los primeros grupos de LGTBQ surgidos sobre todo tras la guerra del Vietnam. Por sus orígenes y naturaleza vemos cierto paralelismo entre este campo y otros tipos de estudios culturales.

2.2.. El programa Mertoniano.

Desde los años 30 hasta los años 70 del pasado siglo XX el denominado enfoque mertoniano de la Sociología de la Ciencia mantuvo el práctico monopolio de esta disciplina, constituyendo una de sus principales características el abandono de los problemas epistemológicos que tanto habían preocupado a sus antecesores (Scheler y Mannheim).

Sin embargo, en los años 70, surgen nuevos enfoques que volverán a abordar, desde una perspectiva constructivista, los problemas epistemológicos de la ciencia; enfoques que mantienen aún hoy día el práctico monopolio de una Sociología de la Ciencia que no sólo ha abandonado el programa mertoniano, sino que parecen haber abrazado sin miramientos una visión posmoderna e irracionalista de la Ciencia.

Contra esta deriva se ha manifestado a lo largo de las últimas décadas el filósofo de la ciencia Mario Bunge, quien ha propuesto en varias ocasiones refundar la disciplina, bajo una óptica más realista y científica, y volver a los planteamientos originados por Merton. Este filósofo ha formulado una variedad del realismo científico: el realismo integral o hilorrealismo (el cuál es emergentista y sistemista) Este abarca todo su pensamiento, y constituye un sistema filosófico integrado. Además, defiende el uso en la Ciencia (y en las Ciencias Sociales), como método, el racio-empirismo junto al método científico.
Parto de la premisa de que los enfoques usados actualmente en la Sociología de la Ciencia constituyen un obstáculo para el avance de esta disciplina y de la teoría sociológica en general; se ha perdido la relación entre las teorías manejadas por ésta y la realidad social que buscan describir y explicar.
En el presente texto, desarrollo un breve repaso de los presupuestos teóricos de la Sociología de la Ciencia post-mertoniana, y continuo discutiendo la posibilidad de adaptar el realismo científico bungeano al corpus teórico de la Sociología de la Ciencia con vistas a una profunda revisión de sus planteamientos actuales. Y también con la pretensión de generar desde esta disciplina modelos de análisis o programas que puedan ser usados por la Sociología en general, sobre todo en lo relativo a la evaluación de las principales teorías sociológicas y a la superación de su supuesta inconmensurabilidad. A partir de esa discusión, mi objetivo es generar un breve esbozo de un Programa de la Sociología Científica.

II. DE LAS SOCIOLOGÍAS DEL ETHOS CIENTIFICO A LA SOCIOLOGÍA DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO

2.1.. Sociología de la Ciencia

En su versión clásica, la sociología de la ciencia tuvo como autor más representativo a Robert Merton (1910 – 2003) y se desarrolló fundamentalmente en los EEUU, durante las décadas del 30 y 40 del siglo XX. Desde sus orígenes, esta postura teórica se centró en el estudio de la estructura social de la comunidad científica, los sistemas de creencias y las necesidades técnicas que dieron origen a la ciencia moderna. La sociología de la ciencia mertoniana mantenía la distinción tajante entre los contextos de justificación y descubrimiento, entre el conocimiento como producto de la racionalidad científica y el resto de los conocimientos y creencias que se encuentran dentro de la cultura y específicamente, dentro de la comunidad científica. Es por este motivo que, desde el punto de vista de Merton, la sociología del conocimiento no debía involucrarse con los contenidos racionales del conocimiento científico. Esta tarea quedaba reservada, tal como sostenía la tradición, a la lógica y a la filosofía analítica. Para la sociología del conocimiento propia de la tradición norteamericana, las ciencias deben considerarse autónomas respecto a las influencias de los intereses y visiones particulares surgidas como producto de las diferentes posiciones que adoptan los individuos en el entramado social y su deseo por reproducirlas o conservarlas. De todos modos, es preciso admitir que el mismo Merton no defiende estrictamente el carácter neutral de las ciencias naturales puesto que al considerar que las necesidades económicas pueden impulsar el desarrollo científico y tecnológico. A partir de lo expuesto, propone dos objetivos centrales para la sociología de la ciencia:

1 - Estudiar los diferentes modos en los que la ciencia y las instituciones dependen unas de otras considerando a la ciencia misma como una institución más.

2 - Llevar a cabo un análisis formal de esa interdependencia haciendo hincapié en las cuestiones de integración.

Esta interdependencia entre la ciencia y las demás instituciones sociales llevan a considerar cuestiones tales como las tensiones dadas entre lo político, la lealtad al Estado y el código ético de la ciencia. Según el punto de vista de Merton, existe un conjunto de normas a partir de las cuales será posible el progreso científico. Estas son:

Universalismo: la verdad debe someterse a criterios interpersonales preestablecidos.
Desinterés: no debe seguirse una investigación persiguiendo fines personales.

Comunitarismo: los logros de la ciencia son logros de y para la comunidad humana y por lo tanto, propiedad común a todos los seres humanos.
Escepticismo: todos los resultados se consideran revisables por la ciencia misma.
Este código ético o ethos propuesto por Merton difícilmente se cumpla aunque sea preciso considerar como atenuante que toda normativa que se construye a partir de una deber ser no tiene por qué derivar su legitimidad a partir del nivel de cumplimiento efectivo.
Como quiera que sea, lo que nos interesa destacar aquí es que la sociología de la ciencia mertoniana no tiene en cuenta la relevancia epistémica del contexto de descubrimiento y mantiene la distinción tajante entre el mismo y el de justificación. En efecto, al considerar sólo el contexto de descubrimiento, el modo de justificación y validación del conocimiento científico se funda en procedimientos considerados objetivos e independientes de los factores sociohistóricos, económicos o políticos. Por otra parte, los análisis que se dan dentro de esta perspectiva son análisis estáticos puesto que se desatienden del desarrollo histórico de la ciencia. Además, no se tienen en cuenta los procesos de formación de ideas, creencias y valores de la comunidad científica. En definitiva, los contenidos más interesantes de la ciencia quedan encerrados en lo que podríamos llamar una “caja negra” a la cual, el análisis sociológico renunciaría a acceder.
Esta sociología de la ciencia fue modificando sus supuestos teóricos a partir de la década del 60 cuando las críticas a los principios expuestos por la Concepción Heredada comenzaron a socavarse. Es durante estos años que comienzan a desarrollarse estudios en lo que se ha dado en llamar la sociología del conocimiento científico cuya meta es precisamente, abrir la caja negra para analizar el conocimiento científico mismo. Veremos, a continuación, algunas notas características de esta disciplina sociológica desarrollada en Europa que agrega la distinción “del conocimiento científico” precisamente para destacar el cambio de perspectiva y diferenciarse de la sociología de la ciencia estadounidense.

Resultado de imagen para Sociología de la Ciencia

1.4.. El descriptivismo.

1. [Filosofía] Tendencia epistemológica según la cual la justificación última de todo conocimiento es la descripción del mundo.
 [Filosofía y Lingüística]
Concepción epistemológica según la cual la finalidad del lenguaje del conocimiento es la de representar el mundo “tal como es”. La mente humana sería, según eso, como un espejo capaz de “reflejar la realidad” (Richard Rorty).
Existen tres formas distintas de concebir el descriptivismo. En primer lugar se encuentra la postura de aquellos que consideran que todo conocimiento constituye de alguna forma una descripción; algunos autores explican, sin embargo, que toda descripción debe fundarse, a su vez, en algún conocimiento directo o inmediato, o sea, que el “saber acerca de algo” debe fundarse en un “conocer algo”. En segundo lugar, existe la postura de quienes creen que el descriptivismo es la tarea principal o la única de la filosofía. Entran aquí varias formas de descriptivismo, como pueden ser el descriptivismo de Dilthey, la fenomenología descriptiva de Husserl, o el descriptivismo lingüístico del segundo Wittgenstein; en medio de su diversidad, algo común a todos estos autores es su aversión hacia el constructivismo. En tercer lugar figura la tendencia orientada a considerar el lenguaje bajo su aspecto “descriptivo”; aquí se toma descriptivo en una acepción general, de forma que incluye también las explicaciones. El término descriptivo en este caso, viene a equivaler a “indicativo”, “declarativo”, etc. Contra esta tendencia han levantado su voz autores como Wittgenstein y J. L. Austin. El primero arguye que no hay que exagerar el carácter descriptivo del lenguaje, puesto que ése no es más que uno de los tantos aspectos propios del lenguaje. Además, un lenguaje descriptivo puede ser usado con propósitos no descriptivos (por ejemplo cuando se cuentan chistes, etc.). Austin, por su parte, piensa que la descripción queda casi siempre envuelta en algún lenguaje no descriptivo, o no estrictamente descriptivo.
Desde el punto de vista moral (descriptivismo ético), el descriptivismo afirma que los juicios morales pueden ser verdaderos o falsos. Hay un descriptivismo ético radical según el cual para comprender el significado de una proposición es preciso comprender las condiciones de verdad del enunciado, es decir, hay que comprender lo que ha de darse para que pueda denominarse verdadero. Contra este descriptivismo se han pronunciado autores como Austin, quien lo califica de falacia descriptiva, porque existen oraciones y expresiones cuyo significado no está condicionado por su grado de verdad. Tal es el caso, por ejemplo, cuando se ejecutan actos lingüístico expresables con los verbos “prometer” o “desear”, o con expresiones de tipo imperativo (“¡recoge la ropa!”, “¡cierra la puerta!”).
A la concepción descriptivista de la conciencia se le contrapone la concepción constructivista (post-analítica). Mientras que, por continuar con la comparación de Richard Rorty, para el descriptivismo la mente es como un espejo que permite conocer las “cosas en sí”, para el constructivismo la mente es un reflector, en el sentido de que todo conocimiento de la realidad está mediatizado por esquemas conceptuales que interpretan y seleccionan el material que forma parte de un determinado ámbito de la experiencia.
Resultado de imagen para el descriptivismo

1.3.. Estructura de las revoluciones científicas.

Uno de los más importantes, y mejor conocidos, representantes de la "nueva filosofía de la ciencia" es indudablemente Thomas Kuhn. Su libro La estructura de las revoluciones científicas,publicado en 1962, causó literalmente una revolución no sólo en el campo de la historia de la ciencia, sino también en la filosofía de la ciencia y en la concepción que los distintos campos científicos se han formado de sí mismos. Cualquier persona interesada en comprender el debate contemporáneo en la filosofía de la ciencia debe leer su libro.

Kuhn se inició profesionalmente como físico y sólo después se convirtió en historiador de la ciencia. Fue mucho más tarde en su carrera profesional, y como consecuencia de su interés por la historia de la ciencia, que empezó a interesarse por los problemas relacionados con la filosofía de la ciencia, en general, y del crecimiento o evolución de la ciencia, en particular. Su primer contacto con la filosofía fue a través de la tradición analítica y particularmente de los "juegos del lenguaje" de Wittgenstein. Kuhn quedó especialmente impresionado por la concepción wittgensteiniana de los "universos de discurso", es decir, de la existencia de sistemas lingüísticos cerrados en los que los elementos obtienen el significado de su lugar en el contexto sistemático y lo pierden al salir o ser extrapolados de éste. Más aún, estos universos de discurso tienen la característica de no ser traducibles entre sí, lo cual imposibilita, las más de las veces, la comunicación, entre ellos.
La estructura de las revoluciones científicasse originó en un intento por aplicar esta noción de universos de discurso al análisis de la historia de la ciencia y de las teorías científicas. Esto quedará más claro a continuación, cuando analicemos la noción de "paradigma", redefinida por Kuhn, y que posee una enorme similaridad con la de universo de discurso. El análisis kuhniano, sin embargo, no se detiene ahí; elabora toda una nueva tipología de análisis histórico de la ciencia que va más allá de las nociones propuestas por Wingenstein.
Kuhn reinició el debate filosófico sobre el crecimiento del conocimiento científico elaborando una posición radicalmente distinta de las sostenidas hasta entonces por los positivistas lógicos y los falsacionistas. Como ya lo hemos discutido anteriormente, el problema principal de Popper en su Lógica del descubrimiento científicoera encontrar una regla de demarcación entre ciencia y no ciencia o pseudo-ciencia, que le permitiera evitar los problemas del inductivismo y del verificacionismo. La solución a este problema la encontró en su "falsacionismo" que consiste, esencialmente, en la adquisición de conocimiento a través de la refutación de conjeturas previamente formuladas.

En el análisis que Kuhn hace del crecimiento científico, el énfasis se dirige más hacia la descripción histórica que a la metodología normativa, como en el caso de Popper o del positivismo lógico. De acuerdo con Kuhn, la historia de la ciencia se encuentra marcada por largos periodos de refinamiento estable, que él denomina "Ciencia normal", y que se ven sistemáticamente interrumpidos por cambios bruscos de una teoría a otra sin ninguna posibilidad de comunicación entre ellas. A estas bruscas interrupciones, Kuhn las llama "revoluciones científicas". Un esquema representaría gráficamente su modelo de la siguiente forma:
La ciencia normal se inicia siem
pre con algún "logro", esto es, con el surgimiento de una teoría que explica, por primera vez en la historia del área, algún hecho o evento. La ciencia normal es un período en que la actividad científica se dedica a la resolución de "acertijos" o enigmas concretos y parciales. A través de la resolución de estos acertijos los científicos tratan, al mismo tiempo, de extender el rango de aplicación de sus técnicas de investigación y de resolver algunos de los problemas existentes en su campo. Los períodos de investigación científica normal se caracterizan también por sus marcadas tendencias conservadoras, los investigadores son premiados no tanto por su originalidad como por su lealtad al trabajo de confirmación de la teoría o "paradigma" dominante. En este sentido, la tenacidad científica es también una de las características que define los períodos de ciencia normal. Esta tenacidad se manifiesta, principalmente, en la resistencia a cualquier manifestación externa y contraria al paradigma dominante. Es importante hacer notar que, para Kuhn, ésta es una característica que se origina con el entrenamiento científico que prepara a los estudiantes para el manejo y aplicación de un solo paradigma científico. Fue el mismo Kuhn quien utilizó esta característica de la ciencia en contra del modelo popperiano. Kuhn arguye, en contra de Popper, que la respuesta típica de los científicos al enfrentar una refutación experimental no es la de rechazar la teoría, como él afirma, sino la de retener dicha teoría modificando sus hipótesis auxiliares u observacionales (involucradas en dicha refutación). El mismo Lakatos, un filósofo falsacionista casi tan importante como Popper, ha ilustrado la noción de tenacidad con varios ejemplos en la historia de la ciencia, aunque dándoles un sentido distinto al de Kuhn. (Ver Lakatos más adelante).



Resultado de imagen para Estructura de las revoluciones científicas.

1.2.. Constitución de una ciencia unificada.


Tras el giro naturalista hacia las prácticas en la filosofía contemporá- nea de la ciencia parece pertinente preguntarse en qué sentido la unidad de la ciencia fiíe, es o puede ser un problema de significación social En este escrito defiendo que Otto Neurath y John Dewey anticipan este ^ro, compartiendo una concepción holística, social y transformativa de las prácticas científicas orientada por el proyecto de la Ciencia Unificada, y que ya en 1938, Dewey y Neurath abrazaban el programa de unificación de la ciencia como parte de un programa de acción social Defiendo también que es ese programa común el que explica la colaboración de un pragmatista como John Dewey en un proyecto fundamentalmente positivista como la Enciclopedia, y que la colaboración de Dewey y Neurath en el proyecto de unificación de la ciencia nos ayuda a entender de otra manera la comunidad de intereses entre el pragmatismo norteamericano y el positivismo ló^co europeo.El pragmatismo de Dewey y el empirismo de Neurath eran versiones de una misma apuesta: la apuesta por la educación como principal motor del cambio social.

Esta escrito fue presentado como conferencia ante profesores de los departamentos de Filosofía y de Lógica, Historia y Filosofía de la Ciencia de la UNED. Agradezco a todos los asistentes, y en particular a los profesores Francisco J. Álvarez, Luis Vega, y Ramón del Castillo sus sugerentes críticas y pertinentes comentarios.
El lema de la unidad del conocimiento ha estado presente en casi toda la historia de la filosofía occidental. Su significación no siempre ha sido la misma, claro está ^ . En la primera mitad del siglo XX, el lema fue uno de los motores que impulsaron la constitución de filosofía de la ciencia como disciplina académica. Aún hoy resulta un tema de interés, aunque las opiniones al respecto parecen algo encontradas. Es más, simplificando un tanto las cosas, cabría afirmar que la filosofía contemporánea de la ciencia se halla bipolarizada en cuanto a la posibilidad y el sentido de la unificación de la ciencia. 


 Imagen relacionada